En la última semana se ha visto a los legisladores de la alianza PRI-PAN-Verde-Panal trabajando a todo lo que dan. Muy interesados se muestran en aprobar pronto las reformas a la Ley del ISSSTE. Sabemos que el ISSSTE proporciona servicios a los trabajadores del estado, incluyendo a los profesores (no solo del SNTE, sino universidades, institutos tecnológicos, preparatorias, CETis, CBTis, etc), dependencias de la UNAM, del IPN, la UPN, Chapingo, trabajadores electricistas, de la industria nuclear, del gobierno federal y del Distrito Federal, telefonistas, etcétera, etcétera... No es poca cosa. 2.2 millones de trabajadores del estado y 10 millones de derechohabientes. Es por esto que ha sido tan sonada la reforma a la Ley.
Según explicó Lorenzo Meyer en el noticiero de Carmen Aristégui en W Radio, el problema tiene dos ángulos: de forma y de fondo. Para ver el problema de la forma, es decir, el cómo se ha planteado la ley, incluyo a continuación algunos extractos de la revista Proceso del 18 de marzo.
El ISSSTE comenzó a ser privatizado cuando su gestión fue entregada por el presidente Fox a Elba Ester Gordillo, qe lo dirigió a través de Benjamín González Roaro, ahora diputado panista-elbista y uno de los firmantes del proyecto de ley del nuevo ISSSTE. En diciembre del año 2003, la Federación de Sindicatos de Trabajadores al Servicio del Estado sufrió el retiro de una veintena de sindicatos, encabezados por Elba Ester Gordillo. Integraron en febrero de 2004 una nueva federación de sindicatos, que empezó a disputar a la FSTSE los puestos de poder. La Suprema Corte de Justicia ordenó registrar a la federación gordillista y el ISSSTE estrenó gerente, designado dentro del círculo más próximo a la lideresa magisterial. Fue el exdiputado priísta y exsubsecretario de seguridad pública Miguel Ángel Yunes.
A partir de entonces, la FSTSE de Joel Ayala tiene cada vez menor peso dentro del PRI y se ha visto obligado a negociar con Gordillo. Así, Emilio Gamboa y Yunes se adhirieron a la nueva Ley. La aportación panista se daba por descontada, y cada uno trajo a la coalición a sus aliados, el Verde con el PRI y el Panal con el PAN. Se convino que no fuera la Presidencia donde se firmara la iniciativa, sino que la presentaran diputados de esos cuatro partidos. Así, el jueves 15 de marzo el priísta Samuel Aguilar Solís leyó (con interrupciones surgidas de la oposición de los diputados del Frente Amplio) la iniciativa, suscrita por él mismo y sus compañeros tricolores José Manuel Parás González y Joel Ayala; los panistas Efraín Arizmendi Uribe, José Manuel Sandoval Munguía y Benjamín González Roaro, expriístas los tres; el verde Carlos Alberto Puente Salas, y los gordillistas del Panal Ariel Castillo Nájera y Humberto Dávila Esquivel, éste último secretario general del SNTE. El Universal, en la edición del 22 de marzo, apunta:
Durante casi tres años, líderes del SNTE dieron seguimiento a un proyecto de reforma al régimen de pensiones y jubilaciones de los trabajadores al servicio del Estado; por instrucciones de Gordillo formaron un comité negociador con la Secretaría de Hacienda del sexenio foxista.
Con Felipe Calderón en la Presidencia de la República, Hacienda tomó la opinión de la presidenta del SNTE, que fue favorable luego de que se enriqueció la iniciativa que, finalmente, entró a la Cámara de Diputados la semana pasada.
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Para "documentar nuestro optimismo", como dijo Carlos Monsiváis...
